5 FRASES QUE PODRÍAN ARRUINAR LA VIDA DE TU HIJO
Todos experimentamos días cuando se siente como que no podemos estar en la misma onda con nuestros hijos.
No importa lo que digamos, ellos no están escuchando, y, en poco tiempo, todo el mundo termina gritando y molesto. Hay varias maneras de dejarles las cosas claras a nuestros hijos, el problema es que siempre usamos las mismas palabras y frases una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes.
Si estás experimentando problemas de comunicación con tus hijos, créeme, no estás solo.
Antes de recurrir a levantar la voz, asegúrate que no estás usando una de estas 5 frases que no tienen sentido.
1) ¡DEJA DE HACER ESO!
Si eres como la mayoría de los padres, esta frase probablemente sale de tu boca varias veces al día. El único problema es que decirle a un niño que "deje" sin darle una orden directa es como decirle que lea un libro sin palabras. ¿Se supone que tu hijo debe dejar de golpear, dejar de gritar, dejar sentado en la cabeza de su hermano? ¿Qué es exactamente lo que debería dejar de hacer?
En la mente de los padres, todo parece tan obvio. Tendemos a ver que es lo que es socialmente aceptable y no, sin embargo no vemos que es lo que realmente el niño está aprendiendo. Reemplaza un "stop" genérico con una acción específica, y obtendrás obtendrás mejores resultados.
2) ¡SÉ BUENO!
Una vez más, nos encontramos con problemas de niños con pensamiento concreto. Si tus hijos supieran lo bien que se verían, quizá no te irritarían tanto. Una vez más, sólo están aprendiendo. Cada vez que quieres cambiar el comportamiento de tu hijo, necesitas usar verbos concretos con ellos. En lugar de decir: "Sé bueno", pregúntales si quieren jugar o usa una voz tranquila y escúchalos sin interrumpir.
3) ¡BUEN TRABAJO!
Queremos que nuestros hijos se sientan bien consigo mismos, sin embargo... Simplemente destacar a tu hijo por un resultado es sólo la mitad de la ecuación. La especificidad es la clave para la comunicación con los niños, por lo que en lugar de utilizar "buen trabajo", felicita a tu hijo todo el tiempo por cada esfuerzo que haga
4) ¡ESCÚCHAME!
Da un paso atrás y reevalúa todas las veces que les has pedido a tus hijos que te escuchen. Lo que realmente quieres, aparte de escuchar, es que hagan lo que tu les estás pidiendo. En la mente en blanco y negro de un niño, él te puede estar escuchando pero posteriormente, decidir no hacer lo que le dices. Técnicamente, no está desobedeciendo…. tan solo le dijiste que tenía que escuchar.
Sustituye la palabra "escucha" por la frase "escucha y obedece" Establece la expectativa que tus hijos necesitan al oír las palabras que les dices y luego sigue adelante. De esta manera harás que tu hijo sea obediente cuando te escucha, y además conseguirás tu objetivo final.
5) ¡TE LO DIJE!
Si tu niño realmente supiera que no debía hacer algo, no lo habría hecho en el primer lugar. Nos angustiamos mucho cuando nos damos cuenta que nuestros hijos realmente no llevan un comportamiento socialmente aceptable. Es nuestro trabajo enseñarles. Insistiendo en que tus hijos deben saber lo que a ti te ha tomado años aprender no es justo con ellos, y esto los puede hacer sentir culpables. Reconoce que el aprendizaje apropiado no es innato al comportamiento, por tanto, se necesitan años para averiguar los correctos comportamientos sociales.
La mayor parte del tiempo, nuestros hijos no quieren llenarnos de ira. Ellos legítimamente quieren mantener la paz. Hay excepciones, por supuesto, pero a menudo, es mejor darles a nuestros hijos el beneficio de la duda. Además, si tu comunicación es explícitamente clara, tus hijos no podrán utilizar la excusa de que: no te entendieron.
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