sábado, 13 de noviembre de 2021

¿Dato interesantes sobre si es malo comer harinas por la noche?



El problema que surge con comer harinas por la noche es que normalmente nos vamos a la dormir o ver un programa de tv, y durante el descanso el cuerpo no es capas de quemar estas calorías.

Se suele decir que “aquello que se cena en el cuerpo se almacena”. Esta afirmación está basada en la idea de que, después de cenar, nos vamos a la cama y el organismo no tiene la posibilidad de eliminar los alimentos.

Muchas personas con problemas de sobrepeso u obesidad padecen ansiedad por comer alimentos con harina o azúcares (o ambos) para aliviar su angustia.

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Si bien estas comidas tienen efectos antidepresivos y sedantes también son muy nocivos para la salud, sobre todo si se consumen por las noches.

La tristeza o la frustración van de la mano con la necesidad incontrolada por comer harinas a la noche. La ingesta de hidratos de carbono refinados provoca aumento de peso y dificultades para reducir kilos.

Comer harina por la noche no es “malo”. El problema reside en las cantidades y en el hecho de que tras la ingesta nos vamos a la cama y no hacemos ninguna actividad física que nos permita reducir las calorías añadidas.

Debido a que, además, este ingrediente es de digestión lenta, puede causar problemas estomacales o intestinales (acidez, flatulencia, estreñimiento, etc.).

Otra cuestión que debemos tener en cuenta es la adicción que generan los alimentos que incluyen harinas.

Cuando sentimos ansiedad por la comida terminamos eligiendo las pastas, el pan, las galletas… porque tienen la capacidad de saciar el apetito pero sobre todo reducir los nervios o la tristeza.

Eliminar los carbohidratos de la dieta no es una buena idea pero sí se recomienda reducir las cantidades que se consumen por las noches.

Para el desayuno o el almuerzo son necesarios, ya que nos dan la energía que nos hace falta para realizar nuestras actividades y los vamos “quemando” con el paso de las horas.

Esto no sucede en la cena porque no precisamos combustible para dormir.

Por el contrario necesitamos alimentos fácilmente digeribles como las verduras o las frutas. Así llegaremos a la cama más ligeros y nos será más sencillo descansar y no aumentar de peso.